El joven médico paraguayo
Carlos Emilio Insfrán se ubicó en la primera posición entre 825
postulantes que quieren la habilitación para hacer medicina en
Brasil. Habla de los desafíos que tiene por delante.
Si bien Carlos Emilio Insfrán
Echauri, a sus 27 años, se considera un renacuajo todavía en la
medicina, ya cosecha éxitos en su carrera. El más reciente: destacarse
en la primera posición entre 825 postulantes en la prueba de
Revalidación del diploma de médico que se realiza en Brasil.
Este
examen habilita a Carlos Insfrán, conocido en su círculo íntimo como
Milo, a ejercer la medicina en el vecino país, luego de estudiar por
largos años en la Universidad Católica de Paraguay.
De esta
prueba participan extranjeros que quieren trabajar en medicina en Brasil
y brasileños que por determinadas circunstancias cursaron estudios
médicos en el exterior.
Para aprobar el examen se requiere
alcanzar el 60% de las competencias. Este año, de los 825 médicos
postulados, aprobaron solo cuatro. El primero de ellos con 74% de los
puntos fue el joven médico paraguayo, quien rindió el examen de la
Universidad Federal de Mato Grosso en Cuiabá.
En el 2011, en el
primer puesto también se ubicó un paraguayo. Se trata del doctor Raúl
Samaniego, recibido en la Universidad Nacional de Asunción.
Lastimosamente, otros paraguayos que también dieron el examen de
revalidación de diplomas junto con Milo no lo pudieron aprobar en
esta ocasión.
FUTURO. Este examen solo habilita a Carlos
Insfrán a hacer medicina en Brasil. Ahora el joven se prepara para
rendir la residencia médica. Este es su nuevo objetivo en el
Brasil.
Sentado del otro lado de una computadora, desde la
ciudad de Curitiba, Estado de Paraná, Brasil, el doctor Insfrán
comenta que "aún no cuenta con todos los conocimientos; falta muchísimo
que aprender. Soy consciente de que soy un renacuajo todavía en la
medicina", confiesa.
Se muestra feliz por su nueva realidad y por
los frutos del esfuerzo desarrollado durante todo este año y durante
los años que cursó la facultad, gracias al apoyo que le brindan hasta
hoy sus padres.
El doctor no quería defraudar a su papá, el
doctor Carlos Antonio Insfrán, ni a su mamá, Makena Echauri. Quería que
las cosas resulten de tal forma a tener el combustible necesario para
seguir hacia la meta principal, es decir ingresar a un programa de
residencias médicas en algún hospital brasileño.
La idea que
tiene Milo es que una vez que logre la residencia en Clínica Médica,
en octubre de 2013, pueda elegir posteriormente una especialidad como
cardiología, traumatología u otra.
ÉXODO. El joven, que el 1
de enero de este año armó sus maletas para un nuevo desafío, resalta que
su ida al país del Carnaval tiene varias razones que lo llevaron a
tomar la decisión de migrar de Paraguay.
Una de ellas
fue sus ganas de conocer una cultura nueva y rica, la existencia de
escuelas de medicina con muchos años de experiencia médica y la noción
de que la investigación no debe ser solamente una actividad opcional,
sino una de las principales herramientas para la adquisición de
conocimientos.
En el futuro, Carlos no descarta la idea de
volver a Paraguay para ayudar en algo "al país que tanto me dio. Por
ahora eso es lo que tengo en mente, pero uno nunca sabe lo que le
espera", confiesa.
Como la mayoría de los inmigrantes que pasan
un fragmento de su vida en Curitiba, Carlos también cayó en el encanto
de la ciudad, por ser muy ordenada.
En los once meses que
lleva viviendo en Curitiba conoció gente a las que califica como
maravillosa, porque desde un primer momento lo ayudaron a sobrellevar
el proceso de adaptación a otro país y el techaga'u del terruño, que
nunca es fácil.
PARA COPIAR. Para el padre de Milo, el
doctor Carlos Insfrán, es sorprendente la forma en que su hijo se tomó
en serio su formación profesional.
Según el padre, los
brasileños dan una lección al Paraguay de la forma en que ordenan el
ejercicio de la medicina en ese país.
En su opinión, la
experiencia brasileña es digna de emular para que los residentes
paraguayos puedan tener de forma intensiva una preparación.
"No en balde que Brasil está muy avanzado en el área médica, por eso
los paraguayos con más medios recurren a hospitales brasileños, como
el Hospital Sirio-Libanés de San Pablo", comenta el médico.
Sin
ocultar su orgullo, el padre de Milo acota que un aspecto a destacar
es que no se puede ocultar que en Brasil los médicos son mejor pagados
que en Paraguay. Sin perder de vista que su hijo desea ser residente en
uno de los mejores hospitales brasileños, como la madre, amigos y
colegas de Milo, su padre no pierde un segundo para desearle la mejor
de las suertes.
En diciembre voy a Paraguay a pasar con la
familia y al volver quiero trabajar un poco para mantenerme, realizar
cursos para mejorar mi currículum, seguir estudiando y dar las pruebas
para la residencia.
Fuente: ultimahora