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Gary Servín trabaja para la empresa argentina Creativa 77, en la que se encarga de programar robots que luego se exportan a Estados Unidos. Para él quienes dicen que para esto no hay campo están equivocados porque hoy "el mercado no es solo Paraguay".
Cuando se habla de la robótica generalmente surgen preguntas negativas como: ¿Para qué sirve esto en Paraguay? No decimos que Gary sea el único que se dedique a esto, pero rescatamos su experiencia particular para demostrar que quienes piensan que no hay campo, están muy equivocados. Él brinda su apoyo a los jóvenes que están interesados en esta área. "Deben meterse no más, parece difícil, pero hay gente que te puede ayudar a solucionar los problemas que ellos ya los superaron. Es apasionante, no deben tener miedo", recalca.
Gary es ingeniero en Electrónica con énfasis en Mecatrónica. Las competencias de robots llamaron su atención desde que ingresó a la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción. Empezó a armar los suyos para competir en el zumo de robots y seguidores de línea. Recuerda que Luis Cálcena, el que impulsaba esas actividades en la facultad, le ayudó cuando estaba empezando.
En el 2011 funda el Club de Robótica de su facultad y con un grupo pequeño comienzan a trabajar en los robots. La consigna era reducir al máximo los costos, "Cuando era chico me moría por hacer algo así, pero era demasiado caro. Una vez que terminas el curso vas y compras un kit de lego que te puede llegar a costar dos millones y medio", afirma.
"La idea era reducir los costos y que nos sirvieran para enseñar robótica a la gente de la facultad primeramente. Los armamos con componentes traídos de afuera"
Dos años más tarde formalizan el Club y comienzan a lanzar proyectos. El primero se denominó CdR Bots y obtuvieron como resultado un robot orientado a estudiantes universitarios, a un precio de aproximadamente 25 dólares. "La idea era reducir los costos y que nos sirvieran para enseñar robótica a la gente de la facultad primeramente. Los armamos con componentes traídos de afuera", cuenta el ingeniero.
Tiempo después trabajan junto a Martín Abente, responsable del proyecto Juky Paraguay con el que se potenció el programa 'Una computadora por niño' desarrollado en Caacupé, para convertir las computadoras de los chicos en robots. Abente trajo la experiencia de robótica educativa denominada Butiá del Uruguay y con el Club de Robótica hicieron la versión Paraguay. "Butiá es totalmente libre, lo fabricamos con componentes que podíamos conseguir acá para que el costo sea más bajo. Obtuvimos un pequeño fondo de la facultad y armamos seis robots con los que fuimos a dar talleres en Caacupé", explica Gary.
A partir de allí surge 'RoDI', el proyecto con el que buscan obtener robots educativos a precios económicos. Aunque aún no lo han terminado, ya llegaron a armar 20 robots a aproximadamente 35 dólares, con los que realizaron un curso. Al terminar la capacitación cada participante llevó uno de ellos y así cubrieron los gastos.
RoDI es inalámbrico, se comunica por wifi con cualquier dispositivo, utiliza como base la plataforma Arduino, tiene un motor que le permite moverse, sensores a distancia, sensores de detección de linea, una batería con su cargador, por lo que no necesita estar conectado, es totalmente autónomo y recargable.
Actualmente hay mucho más interés en los temas relacionados a la tecnología en general. Esta curiosidad se percibe en las competencias de robótica que realizan anualmente. "Cuando yo empecé en el 2011 éramos 15 personas pero cada vez tenemos más participantes y más gente que se va a ver", asegura.
En PyDay también demostró que el grupo seguirá creciendo. "Fue una grata sorpresa para todos los que organizamos porque no esperábamos tanta gente. Conocí a mucha gente interesada en la robótica y vamos a coordinar una reunión para seguir creciendo en esta área", concluye Gary.
Fuente: ejempla.com
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