jueves, 8 de mayo de 2014
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A la Olimpiada Internacional de Proyectos Sustentables para el Mundo
(I-SWEEEP en inglés) se presentaron 3.000 proyectos de 68 países. ¿Quién
ganó? Una idea paraguaya se llevó la medalla de oro en la categoría
Ingeniería Sustentable. Son dos jóvenes mentes las responsables del
logro que incluye, por ejemplo vencer a la cuna de los planes
brillantes, China.
Él tiene como hobby la programación y todo lo relacionado a sistemas y robótica.
A ella le gusta la oratoria, además todo lo que implique números y exija
un desarrollo extra de su capacidad intelectual. Pero aclara que "no
vive estudiando" y que le gustan los deportes, sobre todo el basquet.
Ambos se encuentran cursando el 3er año en el colegio San Ignacio de
Loyola y coinciden en que estudiarán Ingeniería. Se trata de María Paula
Oviedo y Alvaro Martínez, los jóvenes responsables de traer el oro al
Paraguay con su proyecto llamado SISS, un Sistema integral de sensores
para promover y optimizar la producción hortícola orgánica.
Una conferencia de prensa llena de emociones inició con unas palabras de
los orgullosos directivos y profesores encargados del proyecto, y
siguió con las de Paula y Alvaro acerca del SISS.
El SISS permite regular el paso de la luz solar y según la necesidad,
activar paneles de media sombra para proteger los cultivos de las altas
temperaturas, así como iniciar un regadío automático de plantaciones,
según el nivel de humedad presente en la tierra. El proyecto que nació
en abril del 2013, ya les valió anteriormente el premio en la Feria
Nacional de proyectos científicos.
- "Ellos fueron mis alumnos en primaria"
- "¿Te acordás que de chico ya le gustaba esto?", conversaban dos profesoras.
El ambiente era de fotos y fotos, más aplausos a los sobresalientes
alumnos. En medio de este clima un profesor explicó que el desafío
planteado fue el de solucionar la sequía de cultivos causada por las
altas temperaturas y la excesiva utilización del agua en la manutención
de los mismos. Paula agrega, "los proyectos anuales del colegio siempre
buscan solucionar una problemática social".
Además del sistema de programación para cada sensor, el SISS está
pensado para armarlo tanto con materiales económicos como de mayor
precio. "380 dólares es el costo aproximado, está pensado para los
pequeños agricultores del país, es una buena inversión puesto que,
además de tiempo y personal, ahorrarían agua en sus cultivos", explica
Paula respondiendo a la consulta acerca de la viabilidad del sistema.
Terminada la conferencia, siguieron entrevistas con los canales locales
de televisión y otros medios. Las madres de los alumnos captaban cada
momento de este importante reconocimiento. "Se prepararon mucho tiempo
para esto, casi no tuvieron vacaciones. Él iba con la idea de 'al menos
traer una mención de honor'", relata la mamá de Alvaro.
Más relajados y sin tantos flashes, pudieron contar más luego.
ACERCA DEL SISTEMA
Empezaron en abril del año pasado y lo terminaron, uniendo todo en un
sistema integral, en septiembre para la Feria Nacional, luego lo
perfeccionaron. "Hicimos trabajo extra, sumamos el valor de impacto
social y lo tradujimos al inglés como requería el concurso", comenta
Alvaro.
La programación fue la parte más difícil del proyecto debido a la
precisión que ésta requería. "Todo proceso de programación te empieza
fallando", afirma el alumno y su compañera agrega: "Llegar a los jurados
y convencerlos en inglés fue también un reto; ya que estaba integrado
por PHDs, doctores y profesores de grandes universidades", recuerda
Paula quien aprovechó para charlar luego con los jueces para seguir
aprendiendo.
Después de dos días de probar y volver a probar llevaron a los alumnos al oro. |
EXPERIENCIA EN TEXAS
"Todos teníamos la oportunidad pero faltaba alguien que realmente se
interese y se proponga hacer esto. Y esos fuimos nosotros", declara la
futura ingeniera.
Lo lógico de un concurso mundial como éste sería ponerse nervioso, pero
no; Alvaro y Paula contaron que para nada fue esa su sensación. "Es un
proyecto con el que venimos trabajando hace mucho, lo conocíamos muy
bien y sabíamos como defenderlo", detalla Alvaro y ella agrega,
admirando la buena enseñanza de inglés del colegio, "además a la hora de
defender no sentimos ninguna limitación en el idioma".
Coincidieron en varios puntos de la entrevista, quizás por eso son
compañeros de equipo; para ambos lo mejor del viaje fue la experiencia
de intercambio cultural. Paula recuerda como si siguiera ahí "disfrutar
de desayunos con personas de todo el mundo, tratar temas diferentes;
todos los puntos de vista eran distintos, las creencias, la forma de
vestir...", Alvaro interrumpe solo para resaltar la cantidad de amigos
de otros países que se hicieron.
"Al ganar el premio, como fuimos los únicos ganadores de América Latina,
se acercó la representante brasileña y nos felicitó por dejar el nombre
del continente en alto", cuenta Paula como experiencia que la
sorprendió.
"RIVALES"
El oriente es reconocido por sus grandes empresas de tecnología y
ciencia, eso lo representó en estas Olimpiadas presentando a grandes
oponentes. "China presentó como 30 proyectos y nosotros solo llevamos
dos y ganamos", dice Alvaro feliz con semejante diferencia.
"Por todos lados veíamos asiáticos", recuerda Paula y su compañero añade
"incluso los representantes de Estados Unidos eran orientales en su
mayoría o hindúes", resalta logrando carcajadas.
"Después de ganar el premio, como fuimos los únicos de América Latina, se acercó
la representante brasileña y nos felicitó por dejar el nombre del
continente en alto"
— M. PAULA OVIEDO
Paula cuenta que "el nivel era altísimo, un país presentó un proyecto
totalmente informático que para nosotros era un 'niño prodigio', todo un
sistema de defensa contra infiltraciones". Alvaro agrega sorprendido,
"era investigación de la CIA por ahí". El momento de más nervios fue
cuando escucharon que ese 'súper' proyecto se llevaba la medalla de
plata. "No sabíamos que pensar, si era bueno o malo", dice Paula
explicando que si ellos ganaron plata solo les quedaba no ganar nada o
llevar el oro, que fue lo que felizmente ocurrió.
Paula y Alvaro ganaron una beca para estudiar en Estados Unidos pero el
mejor premio fue el que trajeron ellos con semejante reconocimiento
internacional.
Pensando en el futuro y hasta en hijos, Alvaro valoró el enriquecimiento
cultural vivido en Houston. "A mí me encantaría darles la experiencia
de un viaje de intercambio, este corto tiempo que estuvimos allá valoré
mucho eso".
María Paula en tanto aprendió con esta medalla de oro que "uno realmente
cuando quiere, puede. Depende de uno mismo superar las metas", este es
el mensaje que tiene para quienes la sigan y además "la ciencia no es
esa ciencia aburrida que todos creen".
Fuente: http://ejempla.com/
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